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Como se fabrican las Vacunas

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Es muy raro que una misma enfermedad contagiosa pueda ser contraída dos veces por la misma persona, ya que la enfermedad deja en el cuerpo del enfermo unas sustancias que defienden al organismo contra una nueva invasión de los microbios productores de la infección. Las vacunas que se fabrican en los laboratorios producen los mismos efectos, pero sin padecer la enfermedad. Los laboratorios farmacéuticos especializados y algunas instituciones oficiales se encargan de preparar los diferentes tipos de vacunas capaces de cerrar el paso a los microbios y virus causantes de numerosas enfermedades contagiosas. Estas enfermedades, como la viruela, la tifoidea, la difteria, la poliomielitis, el cólera, la fiebre amarilla y muchas otras, son peligrosas para el que las contrae: no hace tanto tiempo que, en muchos casos, eran mortales. Para fabricar la vacuna contra una en fermedad es preciso, en primer lugar, aislar el microbio que ha causado esa enfermedad, lo cual se logra a través de enfermos afectados por el microbio.

El cultivo de estos microbios en medios perfectamente aislados permite disponer de una importante cantidad de los mismos. La esterilización mediante calor, o los rayos ultravioleta, o la acción de determinados antisépticos, permiten atenuar considerablemente la virulencia de las bacterias o de los virus. Permanecen vivos y activos, pero han dejado de ser peligrosos. En esas circunstancias basta con introducirlos en un organismo sano para provocar la enfermedad de una forma muy atenuada, lo que obliga a este organismo a acumular defensas contra ese mal. Ciertas vacunas sólo actúan durante un plazo de tiempo determinado y limitado, por lo que es preciso renovar periódicamente la vacunación y proceder a dosis de recuerdo. También existen vacunas asociadas que inmunizan a la vez contra varias enfermedades. Este tipo de vacuna asociada es la que habitualmente se emplea contra el tétanos, la difteria y la tifoidea

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Hola, soy Arnold Figerar, un entusiasta del mundo 2.0. Te doy la bienvenida a mi blog, donde escribo sobre lo que me gusta, tecnología, bricolaje, recetas, historias de mi abuelo, en fin. Espero disfrutes del contenido

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Predecir el tiempo

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La experiencia enseña que, por ejemplo, el viento del oeste trae lluvia, y el del norte, frio todo depende de las regiones; por otra parte, la tradición asegura que cuando las cebollas tienen abundantes capas el invierno será riguroso. Sin embargo, sólo el servicio meteorológico nacional puede informar a los agricultores, a los marinos, a los aviadores o a los automovilistas, y prever, con bastante exactitud, el tiempo que hará en las cuarenta y ocho horas siguientes. Para prever el tiempo, el meteorólogo debe disponer de observaciones precisas sobre la temperatura del aire, su presión, su humedad, la fuerza y la dirección de los vientos y las cantidades de lluvia recogidas. Para ello dispone desde hace mucho tiempo de variados instrumentos: el termómetro, el barómetro, el higrómetro, el anemómetro y el pluviómetro. Sin embargo, también ha de saber dónde se forman las nubes, la naturaleza de las mismas, su importancia y a qué altura y en qué dirección las llevará el viento. Desde 1873 y gracias al telégrafo elétrico, los países del mundo pueden intercambiar sus observaciones. Se han multiplicado los puestos de observación tanto en la tierra como en la mar, en los desiertos y en las montañas más inaccesibles. 

La meteorología dispone de globos sonda y de satélites muy perfeccionados. En París, por ejemplo, se reciben y se transmiten cada día más de quinientas mil observaciones, codificadas en grupos de cinco cifras. Pero esto no basta. Como los cálculos que deben efectuarse y los mapas que han de hacerse para predecir el tiempo exigian varios días de trabajo a grandes investigadores, los resultados, pese a ser muy ajustados a la realidad, siempre llegaban tarde. Por esta razón se ha recurrido a los ordenadores electrónicos. Los del Centro europeo, instalado en Gran Bretaña, permiten realizar las más complejas operaciones en pocos minutos. Pronto el meteorólogo podrá predecir el tiempo con diez días de anticipación. 

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Moldear los plásticos

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Desde tiempo inmemorial se utilizan materias plásticas naturales, como la arcilla de modelar, el asfalto o las resinas, que permiten obtener formas nuevas por presión o mediante un ligero calentamiento. Lo que en la actualidad llamamos «plásticos» son materias que no existen en la naturaleza, sino que se obtienen industrialmente mediante síntesis. Las primeras materias plásticas artificiales aparecieron hace aproximadamente unos treinta años. En la actualidad, se emplean más de mil productos diferentes. Al principio, los plásticos se obtuvieron a partir de materias naturales. Para fabricar celuloide, el primogénito de los plásticos, se plastificaba pasta de madera o celulosa con alcanfor. 

Podían obtenerse diferentes formas por medio del calor: era termoplástico. Apareció después la galalita, que se preparaba con caseína y formol. Les sucedió la baquelita, que se obtenía a partir de una materia artificial plastificada por el formol y el fenol. La baquelita fue la primera de las resinas termoendurecibles, que mantienen su forma y se endurecen si se las calienta. Los nuevos plásticos proceden casi siempre de la hulla o del petróleo, y su precio de coste es poco elevado. Se les da forma por procedimientos simples. Primero son calentados y a continuación se moldean por compresión o por inyección, aunque también pueden depositarse sobre una superficie plana, como las películas de la industria fotográfica. Los plásticos más recientes son los politenos, para los radares, las siliconas, para los barnices, el nylon, cuya composición y cuyos usos son semejantes a los de la seda, y los poliésteres, que reforzados con fibra de vidrio sirven para carrozar los automóviles, los aviones y las naves espaciales.

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Hacer un tonel

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Miles de pipas de madera, llamadas toneles, permiten almacenar, conservar y hacer madurar y envejecer, en madera, el buen vino y los alcoholes de calidad. Pese a la competencia de las cubas de cemento y de las cisternas metálicas, la tonelería industrial, y principalmente la de artesanía, continúan produciendo toneles de madera, desde los pequeños barriles hasta los enormes bocoyes. Los toneles están fabricados con tablas de madera ensambladas las unas con las otras, sin junturas especiales. La simple unión sin intersticios de estas tablas es suficiente para garantizar que el recipiente sea hermético, ya que la humedad, al hacer que se hinche la madera, se encarga de que los ensamblajes sean estancos. 

El tonelero utiliza maderos verdes y los parte en el sentido de sus fibras para obtener unas planchas en bruto o tablas. Emplea madera de castaño o de acacia, pero prefiere el roble para los toneles de calidad. Después de un largo período de secado, hace con estas tablas las duelas para las paredes del tonel y las tiestas para los dos fondos de ensamblaje. Trabaja cada pieza con atención sobre la garlopa especie de cepillo largo y macizo invertida y mantenida en posición oblicua con ayuda de los pies; es decir, las tablas son las que se deslizan sobre la lámina cortante. Para mantener el ensamblaje de las duelas y las tiestas rodea los toneles con varias filas de aros metálicos bien ajustados y cerrados con fuerza. Los nombres y las capacidades de cada uno de los diferentes tipos de toneles varían en cada región productora de vino. Las capacidades suelen oscilar entre los 700 y los 60 litros de vino, aunque las cubas de cemento o de metal, recubiertas interiormente con un revestimiento especial neutro, pueden contener varias decenas de hectolitros de vino.

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