Consejos
Como concentrar perfumes
Las técnicas modernas utilizan numerosos olores naturales o artificiales para perfumar todo tipo de productos: jabones, detergentes, desinfectantes y otros muchos. Sin embargo, la perfumería de lujo se consagra tradicionalmente a fabricar perfumes de calidad y productos de belleza. Los perfumes naturales se utilizan desde hace largo tiempo. Se extraen de los vegetales e incluso de ciertos animales. Las flores, los frutos, las hojas, la madera y la resina de numerosas plantas contienen esencias perfumadas con los más diversos olores, como la rosa o el jazmín, la lavanda o la verbena, la naranja o el limón, el pino o el sándalo. Para obtener estos perfumes naturales se procede mediante destilación, disolución en alcohol, prensado, etc. Se necesitan enormes cantidades de pétalos de flores para recoger, gracias al alambique, un kilogramo del aceite esencial que entrará en la composición de los productos perfumados.
Ésta es la razón por la cual los químicos han buscado el medio de obtener artificialmente olores parecidos a los aromas naturales. Así, los alquitranes de hulla o los subproductos petroleros permiten obtener, después de numerosos tratamientos, productos sintéticos que recuerdan, hasta el punto de confundirnos, el aroma de la flor del naranjo. El sutil aroma artificial del jazmín tiene un nombre nada poético: acetato de bencilo. El estómago del cachalote nos proporciona el ámbar gris. El castor, la civeta y el almizclero nos permiten obtener sustancias perfumadas, como el almizcle, que forman parte de las estudiadas combinaciones de los perfumeros. Los grandes costureros parisienses a menudo también son productores de famosos perfumes. Para nuestro placer inventan nuevos olores al mezclar, después de largas investigaciones y de acuerdo con fórmulas secretas, productos nuevos y antiguos.