Conecta con nosotros

Articulos

Saber la hora

Publicado

en

67

La palabra «hora» designa una duración. Se trata de la veinticuatroava parte del día solar medio es decir, del tiempo que emplea la Tierra en dar una vuelta sobre sí misma, Pero esta palabra designa también un momento preciso del día, de acuerdo con un número del 0 al 12 o del 0 al 24, que corresponde a las divisiones de los relojes. La hora es una unidad de tiempo en la vida corriente. Está dividida en sesenta minutos, y el minuto, a su vez, está dividido en sesenta segundos. Desde hace algunos años, el segundo se ha convertido en la unidad internacional de medida del tiempo. Se define, con una precisión jamás igualada, mediante las radiaciones del átomo de «cesio 133». 
Existe la certeza de que esta radiación no sufre variaciones cualquiera que sea el lugar y la época en que se mida. En España, la hora por la que nos regimos es la hora oficial, la cual está una hora adelantada sobre la hora solar en invierno y dos en verano. En cada lugar es mediodía, o las 12, cuando el Sol está en su cenit: se trata de la hora local. Todos los puntos de la Tierra situados sobre el mismo meridia no tienen la misma hora local, mientras que todos los demás tienen una hora diferente. Para que las comunicaciones sean más fáciles, se ha llegado a la convención de dividir la Tierra en veinticuatro husos horarios (el Sol tarda una hora en recorrer cada huso). Así, todos los territorios situados en el mismo huso horario adoptan la hora de su meridiano central. También se ha convenido que las horas se contarían a partir del meridiano de Greenwich, una pequeña ciudad cercana a Londres. Cuando en París son las 12 (hora solar), en Moscú, que está situado en el tercer huso horario hacia el este, son las 12+3 horas = 15 horas, mientras que, por el contrario, en Nueva York, situado cinco husos más al oeste, son las 12 -5 horas = 7 horas de la mañana.

Hola, soy Arnold Figerar, un entusiasta del mundo 2.0. Te doy la bienvenida a mi blog, donde escribo sobre lo que me gusta, tecnología, bricolaje, recetas, historias de mi abuelo, en fin. Espero disfrutes del contenido

Seguir Leyendo
Publicidad
Click para comentar

Salir y deshacer

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Articulos

Moldear los plásticos

Publicado

en

Por

99

Desde tiempo inmemorial se utilizan materias plásticas naturales, como la arcilla de modelar, el asfalto o las resinas, que permiten obtener formas nuevas por presión o mediante un ligero calentamiento. Lo que en la actualidad llamamos «plásticos» son materias que no existen en la naturaleza, sino que se obtienen industrialmente mediante síntesis. Las primeras materias plásticas artificiales aparecieron hace aproximadamente unos treinta años. En la actualidad, se emplean más de mil productos diferentes. Al principio, los plásticos se obtuvieron a partir de materias naturales. Para fabricar celuloide, el primogénito de los plásticos, se plastificaba pasta de madera o celulosa con alcanfor. 

Podían obtenerse diferentes formas por medio del calor: era termoplástico. Apareció después la galalita, que se preparaba con caseína y formol. Les sucedió la baquelita, que se obtenía a partir de una materia artificial plastificada por el formol y el fenol. La baquelita fue la primera de las resinas termoendurecibles, que mantienen su forma y se endurecen si se las calienta. Los nuevos plásticos proceden casi siempre de la hulla o del petróleo, y su precio de coste es poco elevado. Se les da forma por procedimientos simples. Primero son calentados y a continuación se moldean por compresión o por inyección, aunque también pueden depositarse sobre una superficie plana, como las películas de la industria fotográfica. Los plásticos más recientes son los politenos, para los radares, las siliconas, para los barnices, el nylon, cuya composición y cuyos usos son semejantes a los de la seda, y los poliésteres, que reforzados con fibra de vidrio sirven para carrozar los automóviles, los aviones y las naves espaciales.

Publicidad
Seguir Leyendo

Articulos

Hacer un tonel

Publicado

en

Por

98

Miles de pipas de madera, llamadas toneles, permiten almacenar, conservar y hacer madurar y envejecer, en madera, el buen vino y los alcoholes de calidad. Pese a la competencia de las cubas de cemento y de las cisternas metálicas, la tonelería industrial, y principalmente la de artesanía, continúan produciendo toneles de madera, desde los pequeños barriles hasta los enormes bocoyes. Los toneles están fabricados con tablas de madera ensambladas las unas con las otras, sin junturas especiales. La simple unión sin intersticios de estas tablas es suficiente para garantizar que el recipiente sea hermético, ya que la humedad, al hacer que se hinche la madera, se encarga de que los ensamblajes sean estancos. 

El tonelero utiliza maderos verdes y los parte en el sentido de sus fibras para obtener unas planchas en bruto o tablas. Emplea madera de castaño o de acacia, pero prefiere el roble para los toneles de calidad. Después de un largo período de secado, hace con estas tablas las duelas para las paredes del tonel y las tiestas para los dos fondos de ensamblaje. Trabaja cada pieza con atención sobre la garlopa especie de cepillo largo y macizo invertida y mantenida en posición oblicua con ayuda de los pies; es decir, las tablas son las que se deslizan sobre la lámina cortante. Para mantener el ensamblaje de las duelas y las tiestas rodea los toneles con varias filas de aros metálicos bien ajustados y cerrados con fuerza. Los nombres y las capacidades de cada uno de los diferentes tipos de toneles varían en cada región productora de vino. Las capacidades suelen oscilar entre los 700 y los 60 litros de vino, aunque las cubas de cemento o de metal, recubiertas interiormente con un revestimiento especial neutro, pueden contener varias decenas de hectolitros de vino.

Publicidad
Seguir Leyendo

Articulos

Producir níquel

Publicado

en

Por

97

El níquel, aislado por primera vez hace dos siglos y fabricado desde hace cien años, es en la actualidad indispensable para la industria moderna no sólo por su excepcional resistencia a la corrosión, sino principalmente debido a las cualidades que confiere a todas sus aleaciones con los metales usuales, aleaciones cuyo número crece sin cesar desde los inicios de nuestro siglo. El níquel es un pariente cercano del hierro. Es poco abundante en la corteza superficial de la Tierra, pero se cree que es uno de los principales materiales componentes de su núcleo. Los grandes países productores de mineral son Canadá (más del tercio), el territorio de Nueva Caledonia y la U.R.S.S. Estos minerales son silicatos o piritas. 

La extracción del metal exige procedimientos muy complicados para separarlo del hierro, del cobre y principalmente del cobalto, cuerpos con los que muy a menudo está asociado. El tratamiento de las piritas es el más fácil. Canadá, que es el país que las explota, es por esta razón el mayor productor de este metal en el mundo, seguido de bastante lejos por la U.R.S.S. El níquel raramente se emplea en estado puro, excepto para proteger al hierro, y desde hace poco al aluminio, en forma de una cobertura por chapeado en caliente o por electrólisis de una delgada capa de níquel asociado a cromo. La mitad de la producción se emplea en la fabricación de aceros inoxidables. Los más corrientes contienen un 18 por ciento de cromo y un 8 por ciento de níquel. Su fusión se realiza en hornos eléctricos. Estas aleaciones parecen insensibles a los cambios de temperatura, son tan duras y resistentes a 2.000° C como a 200° C y su dilatación es prácticamente nula, como la del «metal invan (64 por ciento de hierro y 36 por ciento de níquel). Debido a que son muy malas conductoras de la electricidad y muy magnéticas, estas aleaciones se emplean en la fabricación de resistencias eléctricas y de electroimanes.

Publicidad
Seguir Leyendo

Más Leído